marzo 30, 2006
El sendero de mi amor
Paso apresurado por el camino de tu amor,
con tus ojos de luz que alumbran mi sendero.
Tu pelo que entrelaza mi paso abrumador,
y tu alma silenciosa con mi vida la atempero.
¡Amada, que lindo día el que me brindas,
con tu sonrisa sublime, eterna y dulce,
con mi corazón como la más bella sucinda,
en los momentos íntimos, sagrados y agridulces!
Fue anoche cuando despertaste en un segundo,
porque mis manos a tu piel trajeron fuego.
Mis caricias marcaron tu cuerpo en lo profundo,
en un lugar momentáneo y veraniego.
Momento a momento sudamos con timidez,
con el movimiento que me hace enloquecer,
tu mano me guía hasta el umbral del placer,
mi deseo me priva de la razón esta vez.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 25, 2006
Adiós Rocío...
Luchando...
marzo 24, 2006
La Dama de Negro
La dama de negro que visita mi alcoba,
busca arrebatarme en un suspiro la vida,
Cuan insensible es su mirada aterradora,
que deja mi alma en un instante adolorida.
Su entraña busca un lugar para mí,
dentro de un mundo oscuro y lejano.
Su acoso constante en un profundo frenesí,
me quiere sentenciar a un lugar profano.
Temo estar a merced de lo inevitable,
que insistentemente me coquetea.
Su presencia resulta ser abominable,
no puedo soportar esta ruin odisea.
Tendré que resignarme a aceptar la nefasta trova,
la mirada me sigue en actitud arrogante
la sonrisa se dibuja como algo aberrante
de la dama de negro que visita mi alcoba.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 23, 2006
Espinas...
De espinas se ha vuelto mi vida,
por temores y tristezas profundas,
continuamente mi alma abatida,
se enfrenta a mi realidad infecunda.
La pérdida de mi existencia ante esta situación,
mis ojos los pierdo por traición del destino,
mis sentimientos se niegan a la absurda aceptación,
los tendré escondidos en un lugar clandestino.
Mi hijo sufre en absoluto anonimato,
no puedo abrazarlo, besarlo y ayudarlo,
me hierve la sangre en angustioso arrebato,
mi corazón se niega a dejar de amarlo.
¡Dios, ten misericordia de este pecador,
que pasa su vida en continuo servicio!
Aleja de mí el fantasma angustiador,
acepta mi ofrenda, mi vida en sacrificio.
© José M. García Velázquez 2006
Cara de Payaso
marzo 21, 2006
Solo tres minutos...
Te pido que me entregues tres minutos de tu vida,
tres instantes en los que puedas escuchar,
mi relato de nuestra verdad concebida,
y la que apenas decidiste abandonar.
entre sol, arena y el mar nuestros cuerpos se fundieron.
La fuerza de las olas de nuestra pasión fue el epicentro,
los peces, los corales y la espuma nos sedujeron.
cuando nuestras manos se elevaron a la vez.
Nuestra imágene tallada por el buen artesano,
con el pasar del tiempo llegó a la madurez.
El fruto de nuestro amor durante nueve meses,
llegó en un suspiro de vida tiernamente afectuoso,
bailando y floreciendo de festejos los cipreses.
los demás sin importarme es tiempo perdido.
Tu vida con la mía ha sido algo ambivalente
Mi corazón luego de tres minutos fue herido.
© José M. García Velázquez
marzo 19, 2006
La muerte y yo
mi angustia me mata, mi dolor me estremece.
No puedo continuar mis fuerzas me traicionan,
tirado en el charco de mi pasión que crece.
Me escondo en mis pensamientos sin rumbo,
mirada hacia el cielo esperando el maná,
estoy obligado en mi camino a dar tumbos.
aquella que usurpa mi alma y mi lugar.
Me sacas fuertemente de mis entrañas,
cierras mis ojos dejando mi alma vagar.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 18, 2006
Renuncia
Te presento mi renuncia a quererte cada día,
efectiva desde el momento en que no me amabas.
Fueron tus besos, promesas incumplidas de alegoría,
entorpeciendo mi vida, poniéndome trabas.
que acumulados testigos son de mi pasión.
Encajonados como todos nuestros desacuerdos,
fuiste convincente, te felicito por tu actuación.
no importa las propuestas que me ofrezcas.
¿Es que piensas que las razones son apelables?
Sigue esperando por mi amor hasta que amanezca.
pensaste que caería preso en tus redes.
Mi razón escaló lentamente los peldaños,
y mi renuncia la he clavado en tus paredes.
© José M. García Velázquez 2006
Mi espera
sentado suavemente en el borde del abismo,
desesperado por saber si son ciertas tus bondades,
veo poco a poco mi vida convertida en un sismo.
Es esta noche en que me siento acongojado,
mi locura renace, mi pena se alarga.
Dentro de mi cuerpo atrapado, solo y ahogado,
mis pensamientos sucumben arrimados en la sarga.
No me dejes a solas con ella noche que me embriagas.
Cúbreme con tu manto de ébano en esta amarga situación.
Eres lo que ansió atenuante suspiro que vagas,
enjuíciame ante todos y ofréceme absolución.
Esta noche respiro levemente dormido en tinieblas,
cansado de esperar sin saber porqué no llegas,
Mirando hacia el cielo, cantando las deblas,
solo mi alma, mi noche y el silencio que me entregas.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 08, 2006
A mi madre
Tienes las manos como hilos de seda.
Tu cuerpo era como roble erguido,
y tu corazón ardiente de pasión.
Junto a ti recorrí días de alegría.
En tu sombra encontré alivio a mi tristeza.
Abrazas toda mi melancolía,
y besas de mis ojos la soledad.
Tu mirada constante me protegió.
Con tu olfato me libraste del peligro.
Con tu gusto me alimentaste,
y con tu tacto supiste cuando enfermaba.
Hoy tu cuerpo se agota cada día más.
cansada por las batallas pasadas y la que vendrá.
Tu mirada con tristeza observa los días,
angustiada por la suerte que tu hijo correrá.
Dios se encontraba a mi lado al nacer,
me dio un ángel que me guarda,
amiga, maestra, compañera de mi vida,
y por bendición me entregó a mi madre.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 07, 2006
La tristeza de mi cielo
verlo entristecido sollozar amargamente ante tu presencia,
sintiendo profundamente tu imagen adormecida y mustia,
no solo de saber que pronto perderá la noción de tu esencia.
Llora, llora cielo débil, patético y tembloroso,
no importa si sufres por no ver la realidad,
padeces de dolor ante el presente acoso,
no te levantes ahora ante la adversidad.
Permíteme que te ayude en tu agonía,
no puedes esperar más por la hora,
llora, llora ante la inminente travesía,
mi alma tristemente te adora.
Ahogado en llanto, perdido en la miseria,
tus lágrimas prontamente se acaban.
Atribulado en el camino te escondes en la histeria,
enlodado tu espíritu de sentimientos fallaba.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 05, 2006
El infierno de mi silencio
No puedo encontrar la razón de no verte en la penumbra.
Navego en tus aguas tranquilas, desoladas y profundas
hacia un puerto temido y tenebroso.
Háblame fuertemente de todas tus fechorías.
Perturba mi desconsuelo arrinconado en la esquina.
Cruza completa mi desolación ahora y para siempre,
enrédame con tus mentiras hasta que calle tu voz.
Aguarda silencio cruel, no me castigues,
no ves que no puedo temerte.
Escapas de mi constantemente,
sin poder sanar todas mis heridas.
Vete de mi lado antes de que acabe,
la cruel y constante perturbación.
Vete de mi lado demonio infernal,
abandóname sin la esperanza de un respiro.
© José M. García Velázquez 2006
marzo 04, 2006
Eres el Mar
surcando las olas de emociones,
nadando entre espuma y caracoles.
Eres el Mar que no agoniza,
la ilusión que nunca tienes.
Eres la sal de la vida.
No temas, tus aguas son profundas,
tus helechos permanentes,
tus letras como peces y corales.
Amiga Mar querida en ti me siente sereno,
Sin ti la vida no tiene consuelo,
Y tu mar se funde en el cielo.
© José M. García Velázquez 2006
Mirada nocturna
Anoche entré en la mirada de tu alma entristecida,
llorando desgarrada en la esquina de tu vida,
ahogada en llantos, acalorada por la envidia,
apegada a la herida de cuerpo que insidia.
Rozamos lujuriosos nuestros cuerpos presentes.
Tu yo celebramos en dulce agonía,
la llegada sublime del más hermoso deleite.
uno a uno nuestras poses del amor,
entrelazados como nudos sin temor,
corazones hundidos en un mar de poder.
Que sorpresa tan amada la que en ti encontré,
una dulce sensación en tu cuerpo caliente,
y una entrega total de nuestra pasión al ambiente.
© José M. García Velázquez 2006
Interrogante
¿Oyes las pisadas de mi suspiro junto a tu boca?
¿Sientes el calor de mi esperanza entre tu pecho?
¿Sientes el dolor de perderme entre tus brazos?
¿Piensas que la noche se desparrama por la ventana?
¿Ves que la oscuridad pinta las paredes de tu alcoba?
¿Ves que el azul de mis ojos alumbra la noche?
¿Sientes que la llama de mi pasión te quema las entrañas?
¿Piensas que sin ti mi piel se gasta y que al fin moriría?
¿Crees que estoy en todo suspiro que sientes en tu cuello?
¿Crees que mis pasos se confunden con los tuyos en la distancia?
¿Crees que es mi amor el que a gritos te acompaña?
¿Piensas que pensando en mí me tendrías eternamente?
¿Amas al viento que susurra mi nombre?,
¿Amas a las golondrinas que acarician mi alma?
¡Mírame de frente, porque siempre estaré contigo!
© José M. García Velázquez 2006
marzo 03, 2006
La muerte de mi día
He visto como muere el día en un instante,
no sin antes suplicarle al carcelero oscuro.
Humillado de forma avergonzante,
agoniza encerrado como un perjuro.
con su constante embate cotidiano.
Vacilante ante su muerte destrozada,
su final y realidad atemorizados ante el tirano.
pisotea su abrigo ajado por el tiempo.
No es la piel la que termina en cenizas,
es la ilusión la que termina en destiempo.
no intentes forcejear con lo imposible.
Muere ante mí en un instante,
muere ante mi incorrompible.
© José M. García Velázquez 2006