CARTA A MI HIJO
Si eres capaz de ver derrumbada la obra de tu vida, y sin quejarte comenzar a construirla de nuevo; perder de un solo golpe la ganancia de mil partidas sin un gesto ni un suspiro; si puedes ser amante sin que el amor te enloquezca; si puedes ser fuerte sin dejar de ser tierno y sintiéndote odiado no odiar a tu vez, sin dejar de luchar ni defenderte; si puedes contenerte al reconocer tus palabras tergiversadas para sacarte de quicio, y oír sus mezquinas lenguas hablar sobre ti sus mentiras, sin sentir tu mismo ni una sola palabra; si puedes mantenerte digno sin dejar de ser altivo; si puedes se consejero de reyes sin dejar de ser pueblo y si puedes querer a todos tus amigos como hermanos, sin que ninguno de ellos sea para ti el todo; si puedes meditar, observar y conocer, sin volverte escéptico y derrotista; soñar, pero que tu sueño no se convierta en tu amo; pensar, sin ser nada más que un pensador; si sabes ser bueno, si sabes ser sensato sin convertirte en moralista ni pedante, si puedes hallar el triunfo después de la derrota; si puedes conservar tu coraje y tu cabeza cuando todos la pierden.
Entonces...los dioses, los reyes,la suerte y la victoria serán para siempre tus más humildes esclavos, y lo que vale mucho más que reyes y glorias…SERÁS UN HOMBRE HIJO MÍO.
Aunque parezca que el mundo se te derrumba paso a paso, se fuerte enfréntalo y todo se arreglará en tu vida. Si te encuentras derrotado siempre mira más allá y verás que encontrarás la forma de volver como el ave fénix, que renace de sus cenizas. Las adversidades que buscamos o encontramos en la vida solo sirven para fortalecer nuestro espíritu de lucha. Mantente firme y orgulloso de lo que eres… un perfecto hijo de Dios.
Hijo, perdóname si has pensado que te abandoné en un momento importante de tu vida. No tengo excusa para todo aquello que hice y te perjudicó. Mi dolor será juez de mis acciones y la vida verdugo de mi alma.
Te amo desde el primer aliento de vida que tuviste y te amaré más allá de la muerte. No será el hombre el que decida tu destino, pues hijo de la vida no serás. Estaré contigo en todo momento aunque mis fuerzas me abandonen. Y aunque la distancia y el tiempo se interpongan nuevamente entre nosotros, mi corazón, mi espíritu, mi bendición y mi amor te acompañaran en todo momento.
Fuiste un préstamo que Dios me hizo. Y aunque no hice un buen trabajo, no te preocupes, Él se encargará de arreglar tu vida de acuerdo a sus deseos.
Ora profundamente con la convicción de que estás siendo escuchado:
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia
me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Con todo mi amor, Papi.