ví la imagen de tu cuerpo deseado,
entre sombras de deseo moribundo,
consumido por mi amor marginado.
Cada noche sueño con tu pronto regreso,
al lado del mundo en que vivo,
ante tu cuerpo sobrevivo,
y mis manos te dibujan con deseo.
Ahora es que te siento más cercana,
cuando más es mi deseo de existir.
No te tardes en aparecerte de la nada,
no demores en compartir mi sentir.
No preguntes el porqué de mi delirio.
¿Es acaso la razón de mi vivir?
Mi espera resulta en martirio,
sin ti mi vida no tiene porvenir.
Llega pronto querido amor lejano,
cual espectro te envuelves en mi alcoba,
temeroso como un puritano,
despojas mi razón cual cruel loba.
Al otro lado de mi mundo,
continúas cual espejismo fugaz,
sin esperanzas me dejas iracundo,
envuelto mi corazón en tenue disfraz.
© José M. García Velázquez 2006