El engaño se disfrazó de verdad condicionada,
quedando atrapada mi libertad ya violada.
Por mentiras afanadas en lograr mi desventura
arrastraste mi orgullo en una actitud insegura.
Solamente demostrabas un interés afanador,
por lo que se interpuso ante mi amor mesurado.
Una morada llena de tus inseguridades y complejos
comprometiste la relación de un futuro atesorado.
Con tu continua charada me seguiste envolviendo,
me dejaste que te amara más que a la vida misma.
De mi alma, mi vida y mi pasión tu corazón es dueño
y mi amor ensangrentado como fatal aporisma.
Fuiste cruel y me engañaste si importarte lo nuestro.
Me abandonas ahora luego de haberme dado esperanzas.
Dejas mi vida envuelta en un futuro siniestro,
mi alma adolorida por inevitables remembranzas.
noviembre 29, 2007
noviembre 22, 2007
Nostalgia
Cae la lluvia ennegrecida por la noche,
fundiéndose con lágrimas de tristeza,
pues mi corazón no puedes más con el reproche,
de haberse entregado ante el ensueño de pureza.
No fueron las penas que causó el olvido,
Ni la melancolía que causó el desamor.
No el sufrimiento que me dejó abatido,
ni ese cruel tormento acusador.
Fue tal vez el sentirme culpable del error fatal.
Verme prisionero de mis más íntimos deseos.
Enredado e inmerso en este fiero caudal,
que me llevó a un incesante titubeo.
Mustiamente he llegado al hecho de que el amor termina,
simple y llanamente por no haber amado a tiempo
Entre fatuos sentimientos la dependencia se tornó clandestina,
todo se convirtió en el único y tenebroso pasatiempo.
Duerme corazón, que ya no puedes con tus sentimientos.
Te aturde el saber que la tuviste y no la tienes.
Lloras de dolor y tormento entre nostálgicos sonetos.
Sentimiento y alma atrapados en el laberinto de vaivenes.
José M. García Velázquez© 2007
fundiéndose con lágrimas de tristeza,
pues mi corazón no puedes más con el reproche,
de haberse entregado ante el ensueño de pureza.
No fueron las penas que causó el olvido,
Ni la melancolía que causó el desamor.
No el sufrimiento que me dejó abatido,
ni ese cruel tormento acusador.
Fue tal vez el sentirme culpable del error fatal.
Verme prisionero de mis más íntimos deseos.
Enredado e inmerso en este fiero caudal,
que me llevó a un incesante titubeo.
Mustiamente he llegado al hecho de que el amor termina,
simple y llanamente por no haber amado a tiempo
Entre fatuos sentimientos la dependencia se tornó clandestina,
todo se convirtió en el único y tenebroso pasatiempo.
Duerme corazón, que ya no puedes con tus sentimientos.
Te aturde el saber que la tuviste y no la tienes.
Lloras de dolor y tormento entre nostálgicos sonetos.
Sentimiento y alma atrapados en el laberinto de vaivenes.
José M. García Velázquez© 2007
NOSTALGIA.- Oleo/Retoque digital.
Javier Jesús
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