Cerca de un rio se encontraba un Ángel,
llorando miraba su imagen reflejada,
con sus alas opacadas en tenue buriel,
arrodillado entre piedras con su pena abismada.
Su rostro arropado por torrentes de tristeza,
marcaba duramente la noche enlutada,
su aliento atizaba trazos de impureza,
y su alma encarcelada al sentirse violada.
Con premura llegué a donde el ser de luz se hallaba,
su imponente presencia me estremeció hasta el quebranto,
su mirada penetrante arropó sin reservas mi alma esclava,
del desconsuelo que presenta ahogado en desmedido llanto.
"Levántate hermoso Ángel, no mereces tanto dolor,
pues tu existencia se debe a la misericordia Divina,
eleva tus alas al Altísimo, con orgullo acoplador,
no desmayes y te entregues a esa agonía asesina".
"Mi llanto no obedece a mi pena, pues mi corazón de amor de Dios es.
Me conmueve reciamente el hombre de la Tierra, que con falso orgullo,
destruye el milagro que con amor nuestro Padre Eterno, abrazó con interés,
arrasando a su paso la creación que la Divina Majestad arrulló".
"Sufro porque el Ser Supremo había prometido al hombre no maldecir,
ni volver a destruir todo ser viviente como hizo en el pasado.
¿Le importa al hombre la heredad del Creador? El Espíritu Santo los va a abatir,
no quedará nada, no habrá un futuro, todo lo que ves y no ves se verá afectado"
"¿Que sucederá con aquellos que lo aceptamos como Salvador?
No merecemos sufrir por aquellos que el Altísimo aborrece,
Llevamos la Palabra Omnipotente con desempeño arrasador,
pues el que no cree, colabora interesado en lo que de Lucifer acontece".
"No temas, que tu corazón no se atribule, pues el Señor es justo,
y sus hijos obedientes; por sus acciones, corazón y la fe serán honrados.
El Eterno y su palabra: luz, camino, vida eterna y verdad son, más no adustos.
El que no le adora, encárguese de su purgatorio pues serán desdeñados".
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, preservando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia.
ROMANOS 2:5-8.
José M. García Velázquez © 2007
Esta es una colaboración inicial a modo de estímulo en el blog Cuando los Ángeles hablan, que una persona muy especial y amada recién comenzó. Le deseo todo lo mejor y que su rincón se llené de su luz y verdad, inspirada en Cristo, nuestro Señor.
Estatua en el Cementerio Protestante cerca de la pirámide Cestia, Roma Italia