
la noche germina sueños de tenerte arrimada,
en un momento febril que nos lleva a las alturas,
retozando ambos cuerpos en la pasión descabellada.
Como sabré si al sentir que tu piel suave de terciopelo
plantó en mis sentimientos el más profundo anhelo,
de volver junto a ti al hermoso e incitador tálamo,
para el deleite cadencioso de sentir tu cuerpo calentado por mi mano.
Como sabré el momento ideal de cubrirme en tu bondad,
escondido entre gemidos lujuriosos y desenfrenados,
sedientos alcanzamos el desmedido delirio acompasado.
Como sabré que al cerrar los ojos sentiré el eclipse que tu ser,
se difumina ante la realidad de que me encuentro ardiente,
por tu sudor dulce y perfumado a hembra vestida de mujer.
Y en mi constante insistencia solo plasmo que estás ausente.
José M. García Velázquez ©2007